domingo, 13 de junio de 2021

LA OPINION PUBLICA

 OPINIÓN PÚBLICA 


Este término nos puede generar controversia según como lo apliquemos, personajes como 

Habermas muestra variedad de hechos aludidos por este término, así como una relación estrecha 

con la dinámica de poder y procesos políticos. 

Habernos delimita el concepto de opinión pública con relación al espacio público: 

 

 “Los ciudadanos se comportan como público, cuando se reúnen y conciertan  

  libremente, sin presiones y con la garantía de poder manifestar y publicar libremente 

  su opinión, sobre las oportunidades de actuar según intereses generales. En los casos 

  de un público amplio, esta comunicación requiere medios precisos de transferencia 

  e influencia: periódicos y revistas, radio y televisión son hoy tales medios del  

  espacio público” (Habernos, 1973) 


La generación de opinión va entorno a diversas cuestiones en las que distintas personas 

pueden tener intereses en común. Según lo mencionado antes se genera un espacio. La opinión 

pública puede manipularse e instrumentalizarse, pero a costa de perder de vista la realidad propia 

de los individuos.

No se debe olvidar que la crítica pública es cualquier fenómeno comunicativo y psicosocial 

que es dependiente del entorno histórico y sociocultural. Es dependiente del tipo de sociedad y de 

los intereses políticos del instante; simultáneamente que es producto de diversos componentes: de 

la personalidad de las personas, de los estratos sociales, de la manera de régimen, del sistema 

educativo imperante, de la acción de los medios de comunicación, etcétera. 

A la crítica pública se la relaciona con el espacio público. De instante tenemos la 

posibilidad de asegurar que en la crítica pública existe cualquier incesante flujo de mensajes y 

discursos que circula cotidianamente en la sociedad. Por consiguiente, tenemos la posibilidad de 

tener en cuenta la crítica pública como cualquier tejido social que refleja la cultura, los valores y 

las instituciones y que se propaga por medio de los diversos canales de comunicación social.

 

PERSONIFICACION DE LA OPINION PÚBLICA

La opinión pública es vista como una gran fuerza que descansa sobre un grupo y expresa 

desde ahí su postura ante los temas que vayas surgiendo. De aquí suelen partir metáforas como la 

“voz de la opinión pública es la conciencia del pueblo”, este poder que ejerce puede ser utilizado 

para bien o mal según sea la situación y conciencia de sus miembros. Pongamos de ejemplo que 

la opinión pública de hace doscientos años apoyaban la esclavitud, y luego en el siglo XIX esta se 

oponía, cambiando totalmente su punto de vista, son grupos de individuos específicos que 

coinciden en algo en un momento y en otra cosa en momentos diferentes. 


Hay cierta continuidad psicológica que las personas conservan en todo el tiempo ciertas 

ideas comunes, tradiciones, prácticas y fórmulas que condensan su pasada vivencia; cualquier 

“reservorio” de creencias y prácticas aceptadas desde el cual se toma partido frente a varios asuntos diarios. 

El error, es hacer de estas posiciones neuronales corrientes de cada persona una especie de 

alma colectiva llamada “opinión pública” que observa y dictamina frente a los sucesos de 

actualidad, así, resulta ser no cualquier segmento del comportamiento, sino cualquier producto 

discreto de la relación entre personalidades creativas.


PRODUCTO GRUPAL 


La opinión pública se puede llegar a entender como un producto novedoso que surge o 

emerge de la discusión grupal, que representa la armonía de mentes individuales, se puede 

constituir como un paso en el camino a la decisión social. 

 

No hay forma de saber si el producto de la interacción de un grupo sea completamente 

factibles en un grado mayor u menor que las opiniones individuales. Por otro lado permite ver las 

motivaciones de cada individuo. No se está negando la probabilidad de que exista cualquier 

producto superior nacido de la relación entre personas. Lo que se quiere afirmar es que, si existe, 

no se conoce de qué forma, cómo estudiarlo, identificarlo o ponerlo a prueba o bajo qué cánones 

debería juzgarse su valor. Aun cuando no logren falsearse en el plano de la controversia teórica. 

Las personas defensoras tomaron como modelo sociedades pequeñas, plenamente inclusivas, 

rurales o fronterizas donde la habituación a la naturaleza y el prójimo es directa y la crítica común 

idéntica a la vida en común; quizá creía en discusiones entabladas destinados a alcanzar una 

conclusión que satisfaga a todos los interlocutores. Sin embargo en nuestras propias poblaciones 

urbanas, monumentales y continuamente crecientes, complicadas en su organización y estructura, 

donde el contacto cara a cara está cediendo el paso a las relaciones expertos y de rol, cabe dudar 

de que una buena parte de las conclusiones del sujeto se deriven de la controversia con los otros. 


Algo de aquello ocurre, sin lugar a dudas; empero alterado por el condicionamiento emocional, la 

susceptibilidad a los estereotipos, símbolos y ocupaciones persuasivas de los dirigentes políticos 

además de la inquietud inflexible por los intereses propios. En todo caso, la iniciativa de que la 

crítica pública es cualquier producto del pensamiento en grupo que trasciende el raciocinio de las 

personas y se erige como una especie de voluntad o juicio supraindividual es científicamente 

estéril. Como las anteriores, la motivación de esta teoría podría ser el quiero de los publicistas de 

cualquier apoyo colectivo a sus ocupaciones. El optimismo de las teorías emergente y conduce a 

una falsa estabilidad que tiende a descuidar la indagación empírica de las opiniones en sí mismas.


REFERENCIAS 

 

J. HABERMAS, «Öffentlichkeit (ein Lexikonartikel) 1964», reed. en Kultur und Kritik. 

Francfort a.M.: Suhrkamp, 1973, p. 61. 

 

Boladeras Cucurella, M. (2001). La opinión pública en Habermas. Anàlisi: quaderns de 

comunicació i cultura, (26), 0051-70. 

 

Gómez, P. (2009). Opinión pública y medios de comunicación. Teoría de la agenda setting. 

 

Allport, F. H. (2009). Hacia una ciencia de la opinión pública. Athenea Digital. Revista de 

pensamiento e investigación social, (16), 141-152. 

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